25 de enero de 2009

La verdad de las mentiras (Mario Vargas Llosa)


Para quienes amamos la Literatura, conocer la opinión de otros lectores resulta altamente estimulante; contrastar una opinión, advertir nuevos matices, una interpretación alternativa, algún significado o perspectiva obviadas en nuestra primera lectura... Pero cuando estas opiniones provienen de un novelista, es decir, de un conocedor de la materia, el interés aumenta; en ocasiones, ver cómo afloran las rencillas gremiales no es el menor de los disfrutes.

En este caso, La verdad de las mentiras es un libro escrito por Mario Vargas Llosa en el que se repasan treinta y cinco obras fundamentales de la Literatura del siglo XX a través de otros tantos artículos publicados por el autor peruano en diversos medios durante los últimos años del pasado siglo.

En la relación de títulos comentados se encuentran algunas de las obras más importantes del pasado siglo, primando las breves sobre las extensas. Tal criterio puede deberse a la más fácil relectura de una obra breve, frente a libros de gran extensión. Por otro lado, en una novela de extensión épica la multitud de temas abrazados puede dificultar el análisis y la exposición de los mismos. Finalmente, no olvidemos que durante el siglo XX, el relato ha recuperado impulso de la mano de autores que han sabido convertir este género en uno de los más interesantes de la actualidad renovando sus formas y técnicas en mayor medida incluso que en el caso de la novela.

En ocasiones parecen haber primado motivos extraliterarios en la selección. Así, no son pocas las obras comentadas cuyo mayor atractivo es la descripción de utopías imaginarias (como Un mundo feliz o Rebelión en la granja) o reales (convertidas en infiernos, como Un día en la vida de Iván Denisovich), la decadencia de un mundo burgués, corrompido por su falta de piedad (Opiniones de un payaso) o por la sexualidad (Lolita, La Muerte en Venecia), etc.

Y no es que estas obras no sean brillantes, más bien, la atención de Vargas Llosa se centra en el sentido de las mismas dentro de su contexto histórico, con independencia de que hayan o no perdido su vigencia histórica.

Incluso, en algunos comentarios, los aspectos puramente literarios son dejados en un segundo plano para abrir paso a una reflexión sobre la naturaleza de las utopías del siglo XX frente a las del siglo XVII y XVIII en las que el futuro se veía como una promesa de felicidad. En el siglo XX el futuro ya está aquí y lo que parece dejar intuir no refleja ya esa idea de felicidad, sino más bien la de la dominación y sumisión. Una vena de pesimismo recorre este siglo atravesado por dos terribles conflictos mundiales y multitud de guerras regionales. Por ello, es importante la reflexión sobre el hombre, su papel en el mundo, su sentido. Y a este aspecto también han contribuido numerosas obras que analizan aspectos tan diversos como la espiritualidad (El Poder y la Gloria), la grandeza de la derrota (El viejo y el Mar), los mecanismos de la culpa (Al este del Edén), la violencia (Santuario) o el significado de la moderna vida urbana (Manhattan Transfer o Trópico de Cáncer).

Nada parece escapar a los ojos de los escritores de este siglo, más empeñados si cabe que sus antecesores en interpretar el mundo que les rodea, en dotarlo de sentido a través de unos argumentos y unas técnicas que, en ocasiones, buscan la ruptura con la tradición anterior (Nadja introduce el surrealismo en la novela moderna; Siete cuentos góticos crea un género totalmente ajeno a su época; La señora Dalloway abre la novela a los sorprendentes detalles y minucias que pasaban inadvertidos hasta la fecha, recreándose en la introspección más sutil).

Entre las ausencias más notables, autores como Kafka, alguno de los escritores norteamericanos del último tercio del pasado siglo, Borges o Gabriel García Márquez, de quien se conoce su falta de entusiasmo recíproco, lo que no quita para que sus novelas puedan contarse entre las mejores de este siglo, y merecer un espacio propio entre las aquí comentadas.

Aclaremos, no obstante, que Vargas Llosa en ningún momento pretende hacer una selección de las mejores novelas del siglo XX, más bien se trata de elegir libros al hilo de preferencias personales y reflexionar sobre los mismos. Y es precisamente de su condición de escritor de donde nacen sus más jugosos comentarios y reflexiones sobre cuestiones técnicas, en particular, el papel del narrador, su presencia en el texto, evidente o no, los diversos puntos de vista narrativos, la pretensión de suplantar o subvertir la realidad.

Podemos considerar a Vargas Llosa como un narrador clásico, continuador de la corriente del siglo XIX que viene a colocar al escritor en la omnisciencia en la mayoría de sus escritos y en los que el gusto por la narración sobrepasa con mucho la necesidad de aportar nuevos esquemas formales al mundo de la novela. Por este motivo, es interesante observar cómo Vargas Llosa presta especial interés a obras que parecen alejadas de su universo narrativo; así, sus loas y admiración por Nadja de André Breton o El lobo estepario de Hermann Hesse.

El libro viene prologado por un breve ensayo que da título al conjunto (La verdad de las mentiras) en el que Vargas Llosa reflexiona sobre la pregunta que muchos de sus lectores acostumbran a plantearle: "¿Qué hay de verdad en sus libros?". Y es que la cuestión de si lo que se cuenta en los libros es verdad, mentira, si pretende o no reflejar la realidad o rebatirla, si todo autor anhela escribir sus novelas en clave autobiográfica, son cuestiones casi tan antiguas como el propio oficio del escribiente.

La tesis de Vargas Llosa es que la Literatura representa claramente una mentira, una ficción. Esa mentira puede responder a diversos fines, el escapismo frente a un mundo que nos oprime, el deseo de plantear escenarios más acordes con nuestros deseos, en un voluntarismo optimista. En otras ocasiones, la pretensión es la más feroz e implacable crítica al mundo que nos rodea (y en este aspecto destacan muchas de las obras aquí comentadas) por lo que la relación entre el Poder y la Literatura siempre ha sido delicada. La ironía, como medio de crear distancia y aparentar una escasa beligerancia es uno de los instrumentos más útiles a este fin.

Pero, en un sentido aún más profundo, Vargas Llosa señala que la Literatura es un vehículo de conocimiento. Las Ciencias ofrecen una imagen totalmente parcelaria del conocimiento humano. Su especialización impide al profano estar al tanto, no sólo de los avances más relevantes, sino de tener una visión global. Por ello, la Literatura une a los hombres en su conocimiento, pone de manifiesto aquellos sentimientos e inclinaciones que tienen en común, invita a crear un ámbito de reflexión crítica, de cuestionamiento de los valores que nos son ofrecidos o vendidos como evidentes o necesarios (nuevamente otra fricción con el Poder, cuya máxima expresión es la quema de libros realizada por los nazis en la Babelplatz en 1933).

Pero el Poder también trata de hacerse con el mundo que es propio de la Literatura. Observa Vargas Llosa que una de las características definitorias de una sociedad cerrada es la confusión entre Historia y ficción. Cuando el Poder suplanta los hechos por su visión de los mismos, cuando inventa mitos y glorias como si fueran reales para sustentar su ideología, debe crear una Literatura que encarne esos mismos valores, hasta el punto que aquellos que no han caído aún en esa burda manipulación no podrán distinguir una de otra.

El libro se cierra con otro pequeño artículo en el que Vargas Llosa cuestiona la idea que suele ser frecuentemente expuesta cuando alguien le pide que firme un libro para un tercero, al que le gusta mucho la lectura. Vargas Llosa siempre replica: "¿y a Ud. no le gusta?". La respuesta del hombre (siempre un hombre) es que sí, que a él también le gusta, pero que no tiene tiempo. Y es que lo libros, la ficción, la Literatura se ve como un pasatiempo, una ocupación trivial para cuando no tenemos otra cosa mejor que hacer, nada más importante entre manos. Y efectivamente, nada más eficaz que esta idea para dinamitar las bases de la Literatura. Si realmente es un entretenimiento (que también lo es, pero no sólo eso), podemos prescindir de ella, podemos suprimirla sin más coste que el de buscar otro divertimento.

Cuál sea la utilidad de la Literatura es una difícil pregunta. El temor que le profesa el Poder es la mejor expresión de que no es un simple entretenimiento banal. Es un tópico señalar que el fútbol (igual que la guerra) es una vía de escape que es empleada por muchos gobiernos para unir a sus ciudadanos o para oscurecer problemas reales. No conozco de ningún Estado que haya planteado una masiva campaña de lectura con el mismo fin. Más bien, se procura que aquellos envenenados por el terrible vicio de la lectura compulsiva, tengan textos más afines a las ideas del Estado correspondiente o totalmente apolíticos, atemporales. Pero nunca se busca favorecer un incremento del número de pensantes autónomos porque al final, ése es el mayor y mejor fruto de la lectura, el que mejor nos reconcilia con nuestra dignidad humana y ésta es la mayor verdad que emerge de entre todas las mentiras de la Literatura.

10 comentarios:

Golem dijo...

Hola Gww:

Me ha gustado la crónica. Vargas Llosa para mí es un gran escritor pese a algunos altibajos, muy por encima de su contradictoria vocación política. Soy de la generación que empezamos a crecer en literatura con el boom hispanoamericano, con "Cien años de soledad" de Gabo y con "Los jefes", "Los cachorros" y sobre todo "Conversación en la catedral". Y ya en esa época Vargas Llosa resultó ser, además del gran novelista, un magnífico crítico literario. En particular, leí en su tiempo la "Carta de batalla por Tirant Lo Blanc", que como valenciano en particular, me encantó, y sobre todo, la que considero magistral "García Márquez: Historia de un deicidio" que es una de los mejores ejemplos de aproximación a un texto y a un autor que he leído nunca, y que te recomiendo de todas todas. Tu crónica vuelve a poner de manifiesto el alto nivel de MVL como crítico.

Un saludo

Gonzalo Muro dijo...

Es verdad que se trata de un gran crítico y, recientemente, ha escrito un par de libros muy interesantes sobre este asunto. Noconozco el que dedicó a García Márquez pero, por lo que cuentas, parece realmente interesante, trataré de echarle un vistazo si lo veo en alguna librería.

En fin, para muchos Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar, son sinómino de buena Literatura, de muchas horas de disfrute.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

El "también leo" y "otras páginas" ¿¿porque no están juntas? unas son más importantes que otras?

tienes repetido "territorio enemigo", por cierto

Gonzalo Muro dijo...

Gracias por tu comentario!!! La diferencia es que la primera es una especie de blogroll, que muestra las última entrada de 10 blogs que suelo leer. De este modo, se muestran los títulos de las entradas de los 10 blogs que se han actualizado más recientemente.

Por eso, hay blogs que están repetidos, y cada vez que entrés, la sección "también leo" se actualiza en función de las nuevas entradas de mi lista total de blogs frecuentes.

Por eso también, algunos blogs pueden aparecerán en ambas secciones; de hecho los que se actualizan más frecuentemente casi siempre aparecerán en "también leo" por lo comentado.

De todos modos, lo incorporé hace una semana y todavía tengo que ver cómo funciona para adaptarlo un poco. Así que, ¡¡¡gracias por tu percepción!!! Lo tendré en cuenta cuando me decida a actualizar las dos secciones.

Un saludo y vuelve cuando quieras.

Anónimo dijo...

Enhorabuena, GWW. Hacía tiempo que no me pasaba por aqui, llevo una temporada muy ocupada.
Me ha encantado la reseña que haces de Vargas Llosa. Es un gran escritor. También yo crecí leyendo el boom de la gran literatura sudamericana, y aunque no todo lo que ha escrito me ha gustado por igual, sigo pensando que es un gran escritor y un grtan crítico. Un gran comunicador, en suma. Me interesa muchisimo leer este libro que reseñas, trataré de conseguirlo. Y si no te importa, publicaré tu reseña en hislibris o en laRevelación, porque me gustaría que otros la leyeran y no sé si esos otros se pasan por tu blog o no. Un saludo afectuoso.

Gonzalo Muro dijo...

¡Qué alegría Ariodante! Es un placer tenerte de nuevo por estas páginas.

Estoy convencido de que este libro te gustará (comenta un libro de tu querido Conrad...).

Y es cierto, Vargas llosa es un gran escrito (con algunos altibajos) pero que acostumbra a escribir con gran oficio y arte. Por eso, es interesante ver cómo enjuicia y valora otras obras, desde el punto de vista del lector, pero también desde el punto de vista de un escritor que trata de vislumbrar los andamiajes de las obras que comenta.

Un placer.

Por cierto, encantado de que tomes mi reseña y agradecido por ello.

Un abrazo y hasta pronto.

Anónimo dijo...

Tia, tu enlace "el baul mde los libros" tiene meseeees que no se actualiza, ya no funciona, es un blog muerto.

Juegos de Mario Bros dijo...

Tiene mucha razon el comentario de ;) , Una pequeña actualizacion no caeria mal.

Juegos de Ben 10 dijo...

Tiene razon , El enlace sigue muerto aun.

mensajes claro dijo...

Creo que es un buen escritor no lo creen ?