1 de julio de 2012

La bella bestia (Alberto Vázquez-Figueroa)



Si algo nos enseña la locura de los campos de exterminio nazis es que no podemos dar por sentado nuestro grado de civilización y que, llegado el caso, éste sólo sirve para que la crueldad resulte más torticera y enrevesada, más fría y destructiva.

¿Pero todos somos capaces de cometer las mayores atrocidades? Hay quienes creen que sí, que tenemos un punto que, tocado adecuadamente, nos conduce a la crueldad. Sin embargo, la historia nos muestra que en idénticas circunstancias no todos se comportan del mismo modo. No siempre se alega la obediencia debida para justificar las barbaridades cometidas y no siempre se opta por la vía más fácil para evitar las complicaciones personales.

La cuestión, por tanto, queda reducida a si determinadas circunstancias pueden disparar la inhumanidad de una persona concreta que, de otro modo, habría vivido en una absoluta y apática normalidad.

La vida de Irma Grese, más conocida como la "bella bestia", es un ejemplo de lo dicho. Famosa desgraciadamente por haber sido una de las más crueles celadoras de los campos de exterminio, tiene en su haber el ser una de las condenadas a muerte más joven por crímenes de guerra tras el fin de la contienda mundial. En tan solo 22 años tuvo tiempo suficiente para llegar a ser, en palabras de uno de sus interrogadores, el célebre aviador británico Eric Brown, “el peor ser humano que he conocido.”

Nacida en una familia de escasos medios, abandonó la escuela a los 14 años para trabajar en una granja, posteriormente en una tienda y, poco después, en un hospital aspirando desde ese momento a convertirse en enfermera (curiosa aspiración para quien se ha ganado triste fama por golpear a mujeres hasta la muerte, asesinar mediante disparos arbitrarios y otras atrocidades similares).  

Desde el ascenso del partido nazi, su fervor por el líder la llevó a convertirse en la perfecta encarnación del régimen creyéndose perteneciente a una raza elegida, llamada a limpiar el mundo de quienes no merecían habitarlo. La ideología nazi y la guerra crearon el caldo de cultivo idóneo para que Irma desarrollase toda su maldad en un ambiente de impunidad en el que podía dar rienda suelta a sus instintos más bajos cumpliendo las órdenes y expectativas de sus superiores. No sólo llevó a la muerte a miles de personas sino que se ensañó con ellas y disfrutó con una tarea que la envileció hasta el punto de causas rechazo a otras celadoras.

Irma Grese
“La bella bestia” es la última novela de Alberto Vázquez-Figueroa, publicada por Ediciones Martínez Roca, y en ella el autor toma la vida de Irma Grese para escribir una obra sobre la crueldad, la muerte y la supervivencia, pero también sobre el recuerdo y el olvido, sobre la trascendencia de nuestro paso por este mundo,

Como no debe resultar grato escribir sobre un protagonista tan execrable, Vázquez-Figueroa opta por servirse de un personaje interpuesto como narrador. Violeta Flores es una anciana cordobesa que desgrana a Mauro Balaguer, editor antaño exitoso y hoy venido a menos, su vida como sirvienta y esclava sexual de la bella bestia.

La anciana cree llegado el momento de publicar sus recuerdos ya que los tiempos que corren comienzan a resultarle demasiado parejos a los que vivió en su infancia y en los que conoció a Irma. Unos tiempos en los que se culpaba de la pobreza al extranjero, en la mayoría de las ocasiones más pobre aún, pero no por ello menos “culpable” a los ojos del odio.

La relación entre Irma y Violeta se remonta a los meses previos al inicio de la guerra, cuando la joven española vive en una granja del Norte de Alemania junto a su madre, su amante y su hermano recién nacido. Irma se siente atraída por la joven española, por sus negros cabellos y su piel oscura. Lo que le atrae de Violeta es lo mismo que, en otras personas, provoca su rechazo y odio (muchas veces las pasiones resultan extrañamente inexplicables). Allí se enamora de ella y la viola por primera vez, allí nace una relación enferma en la que Irma tomará el control de la vida de Violeta durante los próximos años.

Alberto Vázquez-Figueroa
 Anticipándose al inicio del conflicto militar, la familia Flores escapa a Polonia. Trágica elección puesto que unos días después de cruzar la frontera e instalarse, gracias a unos contactos, en unas instalaciones sanitarias dedicadas a crear vacunas contra el tifus, el Ejército alemán invade Polonia y se hace cargo del servicio médico. Sólo es cuestión de tiempo que Irma reaparezca para llevarse a Violeta Flores como asistenta (en la práctica, como esclava personal, para ser violada cada noche, para usarla y mancillarla y para crecerse ante ella, haciendo gala de toda su crueldad) y todo bajo la amenaza de acabar con la vida de su madre y hermano al primer intento de fuga.

En los años siguientes, Violeta se verá obligada a seguir a Irma por diversos campos de concentración y asistirá horrorizada a las masacres de prisioneros de guerra, judíos, gitanos y demás seres considerados infrahumanos por los nazis. Sólo el temor a causar la muerte de los suyos retiene a Violeta junto a su carcelera y solo la proximidad del fin de la guerra la decide a escapar a través de una Europa arrasada, tomando los papeles y el dinero que Irma había preparado para su propia huida.

Pero volviendo a los tiempos actuales, recuperamos a una Violeta Flores que exhibe una vitalidad y energía impropia de su edad. En sus charlas con el editor fuma puros, bebe cognac y come sin aparente contención, como si tuviera miedo de que la muerte le sorprendiera sin haber apurado el último instante. Tal vez haber vivido tantos años rodeada de muerte, creyendo que cualquier momento podría ser el último, la predispone a esa vitalidad que, por otro lado, contrasta notablemente con la apatía y sentido de derrota que destila Mauro Balaguer.

Aquejado por los posibles síntomas iniciales del Alzheimer (probable herencia de su padre), su pérdida de memoria es el contrapunto al ejercicio de Violeta por dejar constancia de sus recuerdos, dando sentido a lo sufrido para conocimiento de los que vendrán. Mauro se aferra también a sus recuerdos, pero por el temor a perder la noción de su propio yo. Esta lucha consume toda su vitalidad y optimismo, aceptada ya la derrota ante la enfermedad y las consecuencias que le acarreará.

La novela se articula en torno al diálogo entre el editor y la cordobesa. En ocasiones resulta algo forzoso y rompe el ritmo de la narración de la anciana, en otros casos sirve para aliviar una tensión excesiva e introducir reflexiones o paralelismos con la época actual.

Lo que resulta de la lectura de “La bella bestia” es una inmensa tristeza que ni siquiera la vitalidad de Violeta Flores logra disipar. Después de leer esta novela, seguimos sin conocer los verdaderos motivos que llevaron a Irma Grese a cometer sus crímenes y, por tanto, seguimos siendo incapaces de dar respuesta a la pregunta que formulamos anteriormente. Si no hubiera existido Hitler, si no hubiera habido una guerra, ¿habría existido la “bella bestia”? Probablemente no, lo que no hace sino dar más sentido al temor de Violeta Flores, verdadera protagonista de la novela, de que los tiempos pueden traernos nuevas Irmas. 

7 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema del mal espera a que cada uno de nosotros disponga de hábitos que nos alejen de lo monstruoso y aberrante a la vez que vamos acercandonos al bien y a lo sublime.

Teresa dijo...

Me has dejado preocupada con tu última reflexión. Espero que nunca vuelva a nuestras vidas semejantes personajes. Claro que debemos construir un mundo mejor, que algunas veces parece que se resiste.
Interesante el libro. Lo tendré en cuenta.
Un saludo
Teresa

Los duelistas (videoblog de libros) dijo...

lo que dice de la capacidad de hacer el mal que tenemos todos es inquitante, aunque el autor del libro no me convence por cosas que el oido decir en etrnevistas.

Gonzalo Muro dijo...

Anónimo, me gusta el toque de esperanza que has dado a tu comentario.

Teresa, los tiempos pueden parecer similares, pero algo hemos debido aprender para evitar cometer los mismos errores.

Duelistas, la verdad es que éste es el primer libro que leo de este autor y no conozco sus opiniones, así que sólo opino sobre este libro.

Saludos.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

He investigado mucho sobre la vida de Irma Grese tanto de manera psicologica, personal y mitologica, lo que me ha llevado a crear una serie de hipotesis sobre su vida. ¿como me interese? leyendo actas del juicio de belsen donde no existe registro del nombre de sus victimas personales como en otros casos donde hay nombre y apellido, el hecho de que no tenia balas en su pistola, no tenia un perro, solo un latigo de celofan, un cinto y una fusta, y se defendio diciendo que era inocente porque ella no tenia poder de golpear presosy menos de enviar gente a la camara de gas.
Duelista: no he leido el libro, pero concuerdo son usted, mire una entrevista en cuarto milenio y el autor dice que en casa de esta mujer hayaron lamparas de piel, esto fue en casa de ilse koch no en la de Irma, que era amante desde los 15 de varios ss como menguele y maria mandel, olga leyngel dice en los hornos de hitler que era un rumor, pero del rumor se hace una verdad, hasta la fecha no se ha comprobado que alguno d ellos haya sido su novio u amante. pero imaginen un libro sin la palabra sexo. de que esta mujer fue mala, no hay duda pero como dicen en mi pueblo "la que no enseña no vende" detras de toda buena historia siempre existe un mito bunas noches

Gonzalo Muro dijo...

Karlaise Jules, gracias por tu comentario y t estupena aportció









Karlaise Jules, gracias por tu comentario y tu aportación, realmente importante.

Está claro que estamos ante una novela basada en hechos reales, no un ensayo biográfico, por lo que el autor ha podido tomar licencias con el fin de enriquecer la trama.

Un saludo.








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